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Puntualizaciones en la intervención de ALAIN DIDIER-WEIL del 8 de mayo de 1979, en el seminario 26 “La topología y el tiempo” de Lacan
Claudio Cabral



-Su trabajo no tiene la calidad de un escrito.
- Transmitirá el encuentro de dos enseñanzas: la de Lacan y la del diálogo analítico.


-Las elucubraciones se impusieron en el marco del dialogo analítico.
Esas elucubraciones eran inscribibles por un lado en el grafo. Inscribiéndose, inscribían una relación articulada entre la topología y el tiempo. (Tema del seminario de este año)

-Esa articulación entre la topología y el tiempo se soporta en una localización: dialéctica de la palabra del sujeto hablante en tanto que habitado por un cierto ritmo temporal, ritmo de tres tiempos como el vals, que exigiría finalmente que el sujeto tenga que contar hasta tres para decir una palabra.

-Ese ritmo de tres tiempos le parece inferible de la existencia de tres superyo.

Cada superyo representa sincrónicamente y diacrónicamente una etapa necesaria de franqueamiento para que advenga la palabra.

LO QUE VA A INTENTAR DEMOSTRAR:
Habría un primer superyo del cual la función sería ordenar al sujeto “no dirás una palabra”,
Un segundo superyo del cual la función sería “no dirás dos”
Y un tercero del cual la función sería “no dirás tres”.

Tomará un hilo: el apólogo de Freud en la TRAUMDEUTUNG, donde es la primera vez que introduce el término censura (ancestro del superyo).
El apólogo va a permitirle demostrar: en qué la división del sujeto es inferible de una división del superyo.

-En este apólogo Freud compara el superyo, el censor, con un soberano que reinaría sobre sujetos, y sujetos que estarían en posición de revelarse, de sublevarse contra un ministro devuelto impopular, causa de revuelta. Los sujetos tienen a su disposición su revuelta y tienen un saber elemental: el rey, el censor (superyo) está en una posición de un saber de otra estructura, dado que la posición del rey es la siguiente: es que el sabe que debe contar con la opinión publica, pero sabe que debe hacer como si esa opinión publica no contara para él, es decir, que si quieren esquemáticamente, la revuelta estalla con el grito “Abajo el ministro”.
Lo que dice Freud:
1) el censor para apaciguar la revuelta funciona como alguien que no consideraría que esos sujetos estén representados como sujetos por ese significante “Abajo el ministro” y hace como si esos sujetos hablantes no existieran como tales sin que sea eso una provocación, y responde, se podría decir, un mensaje invertido, siendo esa respuesta el hecho (manojo de paja o esparto encendido) de que promueve al ministro a una distinción superior, es decir que responde en el límite con “Arriba el ministro”

-El sujeto dice una primera palabra: “abajo el ministro”. El superyo acomodaticio dice: una palabra pasa, pero no insistes. Una palabra eso va, pero no una segunda.

LA ESTRATEGIA DEL SUPERYO: “Arriba el ministro” (la inversión del estado inferior yoico. Lo que introduce el campo de la denegación en la medida en que la censura esta aliada con el yo-moi en ese nivel). Este “arriba el ministro” tiene por efecto suspender el mensaje del sujeto “abajo el ministro”
El mensaje ha sido interrumpido, y el sujeto va a cerrar el pico. Esa estrategia del superyo es operante en que esa respuesta de la censura tiene el poder de interrumpir el mensaje del sujeto.

-El mandato superyoico no representa al sujeto para otro significante.
El superyo tiene la particularidad de oponerse al comandante que seria un comandante con galones, en oposición al comandante de división que, si da una orden, por mas feroz que fuese y aunque quisiera aproximarse a una orden superyoica no lo consigue.

-1) comandante con galones
-2) comandante de división

Si se suscriben a la orden del comandante de división, es para obtener vuestro permiso.

Pero si obedecen a la conminación superyoica están en esta posición: ¿Qué es lo que hace que ante algunos que encuentro, que me dicen una palabra, por tonta que sea eventualmente, estoy en la imposibilidad radical de contradecir, es imposible decir no? (un analizante suyo lo decía así).

Hasta aquí: la censura ha dejado pasar una primera palabra. Lo importante es comprender: que por una vez eso pasa, pero no insista.

-Ese “no insista” es la raíz de la dimensión que coge al sujeto: la angustia del ridículo.
Entonces el sujeto se desdice, se retracta y está en posición de culpabilidad. La culpabilidad es ceder a la responsabilidad, es decir a la aptitud de responder.

La censura no queriendo que la primera palabra sea confirmada por una segunda palabra, eso a lo que la censura pone obstáculo, es que el sujeto encuentre en él el punto de más allá desde donde puede sostener el primer dicho que adelantó.

-El sujeto habiendo dicho una apalabra, no pone en duda que es un sujeto hablante. La censura va a tener otra estrategia: va a tomar el sesgo de volver al sujeto dudoso, es decir que el sujeto es puesto en posición de ser confrontado con otro que esta en posición de sospecharlo.

¿Cuál es la diferencia entre un sujeto sospechado y un sujeto supuesto?
Un sujeto supuesto es un sujeto que es eventualmente supuesto poder sorprenderles.
Un sujeto sospechado, es un sujeto del cual nada sabría sorprender viniendo de él, dado que se tiene del sujeto sospechado una prevención. Por mas que diga, eso será integrado en alguna parte y no tendrá nada de sorprendente.

Este censor está muy próximo del “no incauto” (el hecho de no poder ser sorprendido necesita en él el desarrollo de una inteligencia importante dado que tendrá respuesta para todo, nada sabría sorprenderlo) porque está en la posición: “no me tendrás, no me la haces, por mas que digas sé donde situar lo que tienes que decir, y en esa posición de desconfianza, de sospecha, te vigilo, no seré sorprendido”.

-Una de las funciones decisivas de la censura (al considerar a ese prevenido que es el sujeto para ella) es prevenir toda posible sorpresa viniendo de él y en particular despojar de su intensidad lo que llama el significante de alto valor psíquico, y ese significante de alto valor psíquico es el significante que es la causa del sueño.

En torno del significante de alto valor psíquico va a centrar este trabajo.

El problema de la censura es que su función es sobre todo prevenir al sujeto contra el hecho de que pueda acceder a ese estado de fading, de anonadamiento por ese significante de alto valor psíquico, que es pues despojado de su eficacia.

UN POCO DE FICCÍON:

II: NO INSISTA (el sujeto desistió, no ha insistido)

¿Cuáles son las condiciones que permitirían a la primer palabra dicha, ser retomada?

-Luego de un tiempo de borramiento (effacement) del sujeto, de silencio se produce una segunda palabra, por la cual el sujeto retoma su revuelta: “Abajo el ministro”.

Esa segunda palabra no se escribe en el mismo lugar en el grafo (no en I, sino en II), es decir: no es la misma palabra (aunque sea la misma palabra) porque está situada topológicamente de un modo totalmente diferente.

-¿Cuál es el impacto de esa segunda palabra, de esa reanudación de la revuelta, cuál es su impacto? ¿Qué es lo que ocurre cuando se sitúa en ese piso superior del grafo, es decir cuando retoma el hecho de que se y haya desdicho y que no se desdice en un primer tiempo? Es el comienzo de la perceveración.

HAY DOS ELEMENTOS QUE CONCURREN A LA PRODUCCIÓN DE ESA SEGUNDA PALABRA:
- hay la reanudación de la insistencia de repetición, es decir de la producción de ese mas allá desde donde el sujeto puede responder de su primer dicho
- luego hay de inmediato el hecho de que esa relación de orden imaginario con el censor, que toma como punto de apoyo el odio del perseguidor y que representa un puto de apoyo para el sujeto, esa relación especular del “no me tendrás, no me harás callar, soy yo quien tendría la ultima palabra”

Una vez que la palabra una segunda vez ha sido dicha: “Abajo el ministro” lo que ocurre es que el censor que decía “no lo dirás dos veces”, el censor está objetivamente anonadado (sidéré). Que el censor este anonadado objetivamente se traduce por el hecho de que el sujeto deshabitado por la censura que lo deshabita literalmente, y ese vacío que se hace en él por el hecho de que la censura lo deshabita es el sujeto que recibe de ella el contragolpe debido a que aquella está anonadada. Debido a que bruscamente la consistencia del otro (censor) que estaba allí para sostener una relación persecutoria, de censor desapareciente (disparaissant), el sujeto de golpe es el que recibe el contragolpe y el contragolpe que llamo del anonadamiento.
En el vacío que se produce por el anonadamiento de la censura, en ese vacío, en ese momento, va a dejar el campo al surgimiento efectivamente de algo nuevo, radicalmente sorprendente y asombroso que es, LA VOZ que Lacan ha llamado en alguna parte “mugiente” (magissante) del “Che vuoi?”, es decir, que la censura está anonadada.

EL TERCER SUPERYO: el contragolpe de ese anonadamiento forma el tercer superyo. En ese vacío constituido en ese momento, el sujeto oye este “Che vuoi?” y lo que aparece como totalmente nuevo es que este “Che vuoi?” ya no tiene mas la consistencia de un censor persecutorio, este “Che vuoi?” no es alguien que responde, que da respuestas como un censor, dado que la respuesta enigmática y sorprendente (trueno), es que este “Che vuoi?” da una respuesta que es una pregunta: “Che vuoi?”
El origen de este “Che vuoi?” es el significante del Otro, que está en relación con el significante del Nombre-del-Padre. En ese momento todo ocurre como si ese significante del Nombre-del-Padre cayera (chutait) en lo real.
Ese “Che vuoi?” funciona en ese momento como ese significante de alto valor psíquico que Freud pone en la raíz de la causa del sueño y este “Che vuoi?” pone al sujeto en ese momento en posición de sostener su deseo con otras coordenadas que aquellas por las cuales lo sostenía cuando por ejemplo había tomado su revuelta aquí: (III).

El perseguido era un punto de apoyo, que si era inconsciente estaba cuanto menos articulado a la estructura del yo (moi), dado que la censura y el yo trabajan en colaboración.
LA PREGUNTA QUE ES REENVIADA AL SUJETO: “Bueno, acuso recibo del hecho de que has insistido y ahora ¿Qué es lo que vas a hacer?... ésta insistencia… ¿Vas a poder sostenerla con una tercera palabra? ¿Un tercer significante que hará que a ésta insistencia la trasmutes en perseverancia (perseverare diabolicum-compulsión de repetición demoníaca)?
El censor estaría en posición de decir: “por una vez, paso” el error no es grave, una palabra. Allí donde eso deviene grave es si la insistencia se trasmuta en perseverancia.


El efecto del significante anonadante “Che vuoi?”

Es localizable, ese significante anonadante, en numerosos escritos de Freud. Es localizable en la Traumdeutung, pero sin que Freud haya creado un lazo entre sus diferentes manifestaciones. Lo sitúa detrás del sueño, en particular el de “la monografía botánica”, lo sitúa como ese significante de alta intensidad psíquica causa del sueño.

En el primer capítulo de “Psicopatología de la vida cotidiana”, el ejemplo de “Signorelli” que está fundado sobre la represión del significante “Herr”, que encarna en tanto significante del padre muerto, esta cuestión del “Che vuoi?”

Es localizable ese significante anonadante en los chistes: la carcajada estalla por una dialéctica que Freud llama anonadamiento y luz. En un primer tiempo el oyente recibe la palabra, y antes de estallar de risa, antes de que la metáfora cumpla su trabajo, hay un tiempo de anonadamiento donde el sujeto está en suspenso. Freud usa la palabra: VERBLUFFUNG (fulminado, asombrado, anonadado, desconcertado, aterrado, estupefacto, aturullado). Es decir, una posición subjetiva por la cual el sujeto estaría atacado de imbecilidad o quedaría sin palabras.
Tres direcciones se imponen para ese significante:
1- surgimiento de una manifestación inesperada en lo Real (la naturaleza de lo que va a manifestarse parlêtre): por lo sidéreo, por el trueno, por el rayo, el sujeto se encuentra sombrado, fulminado, anonadado.
2- el sujeto cae del lugar simbólico en el cual se sostenía equivocadamente entre dos significantes. Cae de un modo univoco que es el objeto a en lo Real. Reagrupa significantes que evocan la respuesta del sujeto a esa manifestación en lo Real. ¿Dónde cae? En tierra: está aterrado.
3- Señalar el momento de inmovilidad, estúpida, a la cual es reducido el sujeto una vez fijado en tierra: imposibilidad de desplazamiento por la cual el cuerpo, no más que las palabras, no pueden ser dicho, por lo que el sujeto queda interdicto.

Luego de este “Che vuoi?” temible, el sujeto puede abdicar. Tiene todavía tiempo (es el caso de Freud cuando el “Herr” terrorífico surge en un primer tiempo) y luego se encuentra poder insistir y prolonga su insistencia y al desafío del “Che vuoi?” no le queda mas que una voz, y la articula y la articula aquí (en IV). Es el momento en que el sujeto por tercera vez dice: ¡Abajo el ministro!

Esta tercera vez es siempre la misma palabra, pero que está situada en coordenadas totalmente distintas de aquellas que le han hecho decir: ¡Abajo el ministro! Nro. 1; Nro. 2, en esto que interviene hay esa inversión del “Che vuoi?” del cual la fórmula es ¿Qué quieres tu? Esa inversión que parte de aquí al nivel de la demanda donde el sujeto está en posición de preguntarse: Me pregunto lo que quieres y contiguo llegando hasta el fantasma: lo que es je.

A nivel del fantasma hay dos flechas divergentes y que el franqueamiento es posible con la producción de esta tercera palabra escrita por Lacan S (A) (símbolo), y que la producción de ese significante, tercera palabra, tiene esto de absolutamente enigmático. Es una palabra que incita a algo radicalmente enigmático porque empeña al sujeto a no desistir de una promesa en cuanto a su deseo, una promesa que tiene esto de enigmático: no es un juramento que tiene un contenido explícito, ella es promesa de no sabe qué, sin simplemente sostener ese deseo sin saber incluso lo que es.
Tres tiempos internos deben ser franqueados para que el sujeto articule la palabra en la que empeña la existencia de su ser. (Esa cuenta se hace sola, como el toc-toc-toc).

EL SEGUNDO SUPERYÓ: fascinante, el superyo del “Che vuoi?” como anonadante. El superyo procede de la estructura de una mirada (por mirada no es necesario entender algo que tenga una relación cualquiera con el órgano de la visión).
MIRADA: Lacan lo articula en el seminario 11: un sujeto puede estar bruscamente bajo la mirada del Otro en tanto que sorprendido en el bosque o al acecho; es un ruido o un crujido que se imponen a él como la dimensión de una presencia mirante (regardante)


El primer superyó: es el superyo medusante (médusant), superyo fascinante. Ese superyo medusante diría: “Ni una palabra” (I). Este superyo medusante se lo podrá señalar como siendo lo que está activo en el universo de algunos psicóticos: bajo esa medusa que es su Otro. Bajo la medusa el sujeto es petrificado, ya no hay mas tiempo, no hay diacronía, para toda la eternidad es coagulado (pierde la disposición del movimiento del lenguaje o el cuerpo). El sujeto se considera invisible en tanto que sería mirado desde todas partes (pequeño Dick, seminario II). Escuchen a los esquizofrénicos que cualifican esa mirada que llega de todas partes, son mirados por lo animales, por todas las personas que cruzan el subterráneo, por el sol, por las estrellas. Esa mirada sería el superyo mas feroz, el mas arcaico que hay, que no da la posibilidad de una palabra, dado que bajo la mirada del Otro dice: “Sé todo de ti, no tienes nada que decir, porque mi mirada funciona como ese saber absoluto”, el sujeto no está ya en la dimensión de una suposición cualquiera en su relación al Otro.
¿Aquí podría pensarse la función del engaño (la mentira) propia del significante, que salvaría al sujeto de esa mirada del Otro? En tanto si le puedo mentir al Otro, si lo puedo engañar, ya no sabe todo, ya no ve todo…. (Claudio).

La presencia superyoica que Freud aísla en el psicótico, en “introducción del narcisismo” es una presencia mirante.

¿Cuál es la diferencia entre el superyo fascinante y el superyo medusante?

El superyo fascinante: está limitado en el espacio y el tiempo. El sujeto puede desprenderse de esa mirada fascinante, la puede quebrantar en la temporalidad. Espacialmente: el sujeto es mirado desde un lugar que él ve, que es localizable.
Ejemplo: El sueño de la inyección de Irma, comentado en el seminario II. Es esa mirada fascinante bajo la cual se descompone Freud cuando Irma boquiabierta le ofrece su garganta abierta, se puede decir que esa boquiabierta le dice: “¡Mira… te miro!” y bajo esa mirada que sale de esa boquiabierta Freud durante todo un tiempo es el objeto de una fascinación de la cual se desprenderá, por el hecho de que ese superyo fascinante va a poder ser castrado por un cierto proceso, es decir que va a poder ser castrado, interrumpido, y Freud podrá pasar a otra cosa.
En la fascinación, en ningún caso Freud es sorprendido. Está fascinado, no obstante no está sorprendido dado que lo que él ve es algo del orden de la contigüidad, es algo del orden de lo extraño no inquietante, demasiado familiar para que esté sorprendido.

El superyo anonadante: el “Che vuoi?” encarna una presencia mirante, con la diferencia de que no se trata de una mirada que sería visible para el sujeto, sino que en ese momento el sujeto sería mirado desde un lugar que él no conoce, no sabe desde dónde es mirado, es una mirada que introduce al Otro como radicalmente invisible. En el significante anonadante, lo que anonada es que allí el sujeto es radicalmente sorprendido y esa sorpresa ocurre debido al hecho de que la especularidad, lo imaginario, estalla.

DIALECTICA TOPOLÓGICA:
Ahora quisiera prolongar esta dialéctica diacrónica por la cual se puede pasar de un superyo a otro con una cierta dialéctica del sujeto, e intentar rendir cuentas de una dialéctica topológica.

La identificación llamada primordial, por incorporación está en la raíz del superyo… ¿De qué manera rendir cuentas de la dialéctica entre incorporación del significante del nombre del padre y metáfora paterna, metáfora del significante del nombre del padre?

1 la incorporación como presidiendo el origen del superyo feroz: el niño en su forma mas precoz, mientras que dirige al Otro esa demanda de otra presencia simbólica, en ser reconocido, en fin, del reconocimiento de una presencia; cuando el Otro en ese nivel es desfalleciente, en el nivel del reconocimiento simbólico, se puede decir que el niño suple a esa falta de satisfacción simbólica, a es versagung que suple a esa deficiencia del don por la incorporación del objeto, es decir que sustituye a la satisfacción simbólica una satisfacción del orden de la necesidad (besoin), de la tendencia.

Otra metáfora encarnando al superyo: lo señala Spitz: el juego en que el niño ríe con el adulto que se enmascara y desenmascara. La función de la máscara es encarnar la presencia de la mirada, pero si bajo esa mascara hay una segunda máscara lo que aparece en el niño es algo del orden de la angustia ¿Y esa angustia por que?
Porque le es revelado que mas allá de la mascara, no hay mas allá y está entonces en presencia de una mirada irreductible frente a la cual no puede mas que responder por ese proceso totalmente enigmático de la incorporación. Se puede señalar la incorporación de la palabra (ancestro del superyo precoz) como la incorporación con toda verosimilitud, de la mirada.

Otra metáfora del superyo mirante: el ciego y el paralítico. Es efectivamente el ciego el verdadero amo yoico y superyo del paralítico…

2 ¿De qué modo rendir cuenta de la dialéctica entre incorporación y represión primaria?
Señalo al menos tres incorporaciones:
A) una incorporación PRE-edípica (bejahung / Austossung)
B) una incorporación edípica: incorporación del padre omnipotente privador de la madre
C) una incorporación post- edípica que marcaría la resolución del complejo de Edipo, que correspondería a la incorporación de ese padre que es el autor de haberlo hecho tan mal.

Estas incorporaciones tienen diferentes destinos: ser puntuada cada una por una cierta represión primaria.

El destino del padre muerto va a dar nacimiento al espectro. Entre el ancestro y el que vuelve hay una dialéctica muy particular: reversibilidad. (Ver seminario 25).
El movimiento de “va y viene” que hay entre el espectro y el ancestro se manifiesta por el hecho de que: hay el padre muerto, en un primer tiempo el alma va a quedar aquí abajo, ella no quiere largarse, queda allí, se demora allí, y el por qué, es la cuestión que abordamos.
Ocurre que el alma en pena del padre muerto, es maligna y peligrosa. Hay toda una serie de ritos que lo incitan a que se una a la isla de los muertos, el mas allá. En Durkheim esta escrito de un modo bastante bonito: hay trayectos incesantes. El espectro está allí durante un tiempo, los ritos son realizados. el se las pica a la isla de los muertos (1) realiza un segundo retorno, vuelve porque no le agrada la isla de los muertos, vuelve nuevamente a vagabundear; nuevamente son hechos los ritos y vuelve a partir (2). Ocurre que vuelve una segunda vez, y en fin, si los ritos son ejecutados perfectamente vuelve a partir (3) por tercera y ultima vez a la isla de los muertos, de donde no regresará.
Ven que hay una reversibilidad entre ancestro (significante del Nombre-del-Padre en tanto que asumiendo su función simbólica) y espectro (retorno en lo Real). El retorno en lo Real bajo una forma que ya no es aquella del significante, sino de un objeto que podemos calificar de objeto a.
Ancestro y espectro: hay dos movimientos ambivalentes que cada uno sostiene y que son comparables, pero que deben ser diferenciados. Cada uno de los dos encarna un interés y un movimiento de repulsión. Pero ese interés y esa repulsión son de una estructura totalmente diferente a causa de las diferencias de topología.

EL ANCESTRO
Movimiento de interés: veneración, respeto, éxtasis en una cierta comunión con él.
Movimiento de repulsión: terror sagrado, del orden del anonadamiento, el asombro más radical en cuanto ese más allá que es invocado en la plegaria, por ejemplo. Aunque jamás ese más allá se manifieste en lo Real. El verso de Prevert: padre nuestro que estáis en los cielos… permanece ahí... Porque si viene a caer en lo Real es la catástrofe, es ese anonadamiento y ese mugido del “Che vuoi?”

EL ESPECTRO
Movimiento de interés: curiosidad, atracción. El encuentro con el espectro no suscita asombro porque es algo que en el fondo el sujeto se espera siempre reencontrar. El sujeto no cesa de esperar ver retornar en lo Real esa presencia que espera todo el tiempo ver manifestare.
Movimiento de repulsión: algo del orden de la angustia. Tentación.

A partir de allí se pueden hacer dos lecturas del Che vuoi?
El espectro: separa al sujeto del pequeño a.
El ancestro: el sujeto cae en posición de pequeño a, debido al hecho del anonadamiento por el significante Verbluffung.

El Che vuoi?...
Puede encarnar la angustia por aparición. O la otra función de anonadamiento por el significante de alto valor psíquico, calificado por Freud, el significante de la verbluffung.
Entonces, el sueño de la inyección de Irma, y el comentario que de él hace Lacan (ver seminario II) ofrecen la posibilidad de situar esos dos reales: El Real que encarnaría el ancestro, como siendo lo que está mas allá y que no se manifiesta al sujeto (verwerfung) y este Real que es del orden de lo que se manifiesta por el sesgo del que vuelve, espectro (Werfen).


La conciencia del neurótico es una mala conciencia en que es un producto de un mal inconsciente que no llega a simbolizar todo, no llega del todo a simbolizar, y es este resto en el fondo quien despierta, quien nos provoca insomnio o quien nos impide reprimir mas adelante.

TIEMPOS EN EL SUEÑO DE LA INYECCIÓN DE IRMA

Primer tiempo: Freud fascinado, angustiado por la mirada que se posa sobre él. Freud, no responde a ese Real (no se despierta). Esa angustia, esa fascinación va a dejar lugar al anonadamiento por lo que se puede decir que ha habido una castración en la mirada fascinante que está sobre él. Castración que va a ser operada por la activación de un mas allá del principio de placer. Y ese anonadamiento que va a suceder a la angustia, diría que se introduce según la dialéctica del chiste: anonadamiento y luz.

Freud va a hacer una suerte de chiste: va a articular ese significante S(A) por la puesta en juego de esa presencia que está en él cuando todo está perdido. Dado que bajo el efecto de ese Real horrible y angustiante que se muestra en él, él se disuelve, todo se desvanece y en el momento en que todo se desvanece, no encuentra mas que algo que lo sostiene bien: trimetilamina: Luego de la venida inesperada de ese anonadamiento del Che vuoi? Se podría decir que ese mas allá solo ha podido responder a la acción disolvente del pequeño a en lo Real en tanto que ese mas allá es lo Real mismo del inconsciente...

Opone dos reales que mantendrían entre ellos una reversibilidad. El sueño de Irma nos permite fijas las cosas del modo siguiente: esos dos reales están particularmente presentes en el sueño mismo.

En el texto del sueño,
primer tiempo: hay la garganta de Irma, disolución de Freud, hiancia de la garganta de Irma
Segundo tiempo: no está en el sueño pero que está en una nota al pie de página. Ese segundo real corresponde a una segunda hiancia que Freud nos indica como el relevo de su principio de placer que está disuelto, y es segunda hiancia es aquella que resurge en el ombligo del sueño (unerkanate, lo imposible de reconocer) de la represión originaria.
Esas dos hiancias que están en el sueño de Irma, y bien de esa segunda hiancia brotaba esa trimetilamina en esa relación con el primer real.

RENDIR CUENTAS TOPOLÓGICAMENTE DE ESAS DOS HIANCIAS:
Torsión del Toro: (Seminario 25) con la ayuda de Contardo Caligaris.
-Dibujar dos toros.
Uno representa ese mítico adentro bueno. Otro el mítico afuera malo.
En el toro del afuera malo se hacen dos agujeros y se crea una costura*: el toro asestossong werfung, porque se trata de un Real que no es el Real en el cual estamos acostumbrados a reconocer las causas de una forclusión irreversible, se trata de ver en qué algo de la forclusión, preclusión o de los werfung sería reversible.

El afuera malo el adentro bueno, la torsión. En verde se dibuja lo que sería un agujero simbólico en lo Real, en rojo el agujero Real en lo Simbólico.
La particularidad de estos dos toros es estar separados y ligados al mismo tiempo por dos agujeros. (La costura* metaforiza la ligazón).

Al proceder a la torsión invaginando por el agujero puesto en común el toro del afuera malo en el del adentro bueno, luego de la torsión los dos agujeros del principio se reencuentran separados uno de otro por la torsión (no ya abiertos uno en otro: articulación en la que se soportaría el superyo arcaico). Adecuando el agujero Real en el agujero simbólico, podría metaforizar esta nueva articulación en la cual se soportaría el segundo superyo, que así substituiría al primer superyo debido a una represión originaria del significante fálico, represión de la cual la torsión sería el soporte y que permitiría pasar de ese primer superyo arcaico al segundo.
El segundo superyo encarnaría eso que queda de lo Real del primer superyo luego de la simbolización.
Lo que sigue es especulación…
Lo Real subsiste pero de un modo mas simbolizable. Se podría con el tercer superyo continuar la operación, es decir, ir hasta el punto de reducción ultima de lo Real, ver hasta donde la represión primaria pudo llegar a escodar en lo Real, a articularlo.

Concluir con algunas consideraciones sobre el Significante del Nombre-del-Padre

Antes que Lacan haya introducido el problema de la metáfora del Nombre-del-Padre en el seminario sobre “Las formaciones del inconsciente”, lo introdujo en una reflexión sobre la función del aburrimiento (ennui).
Se me ocurrió que el aburrimiento se podría articular en relación a lo que intento decir hoy. El aburrimiento es lo que se produce cuando un sujeto ya no es apto para la sorpresa, para el asombro (verbluffang), del anonadamiento.

Los niños no conocen el aburrimiento en absoluto. ¿Qué es lo que hace que un sujeto pueda perder la aptitud para el asombro, para ser sorprendido y conocer el aburrimiento?
En el aburrimiento accedemos a una percepción dolorosa de la repetición. La repetición se da en nosotros bajo el sesgo de lo monótono y por esa dimensión de lo monótono lo que se produce una correspondencia con algo del orden de la usura (usure) de la metáfora paterna.

Las metáforas se gastan: un chiste produce efecto por un tiempo, un chiste se gasta, una vez gastado el es monótono. El desgaste de la metáfora, el efecto de ese desgaste se produce bajo el efecto del impacto de esos significantes que persisten en lo Real y que son corrosivos para la metáfora. Ese desgaste esta ligado a la aparición del desecho en nuestro universo.
Por ejemplo: un síntoma, el olvido de Freud de la palabra Signorelli: Freud no logró metaforizar el significante de alta intensidad psíquica “HERR” y no habiendo llegado a simbolizarlo ¿Qué es lo que ocurre?
Ocurre que lo queda son desechos metonímicos. Dado que la metonimia es algo del orden del desecho, de la contigüidad y es algo que esencialmente no sorprende. Nada menos sorprendente que la contigüidad, en la medida en que reenvío de otro a otro, a otro que no se escribe jamás con mayuscula.

La usura de la metáfora está ligada a la aparición de nuestro universo de desecho, que ese desecho sea del orden subjetivo con lo que se llama la culpabilidad o el pecado, o que sea incluso la aparición de ese desecho que es nuestro propio cuerpo en la medida en que a nuestro propio cuerpo en la perspectiva de ese aburrimiento o de esa monotonía, lo que le ocurre es que puede ponerse sometido a una ley, que sería la ley exclusiva de lo Real, quiero decir la ley de la gravedad: que nuestro cuerpo se ponga a manifestarse por el hecho de que él pesa, porque no estaría sometido mas que a la ley de la gravedad. Ven allí la acentuación de la función de ese desecho que es nuestro cuerpo.
Totalmente opuesta cuando el cuerpo esta sometido a ese otro Real que es este del significante que lo aligera.

Es el mismo padre muerto quien está en el origen del significante del Nombre-del-Padre y a la vez del superyo, de ese superyo persecutorio, casi melancólico, dado que la incorporación en el fondo que hace mas del padre, el duelo que hacemos del padre en tanto que es o que sería ese individuo inacabado que por habernos hecho mejor que eso, es un duelo imposible que linda con la melancolía.
Lo que ocurre en la religión totémica es que el significante sabe de entrada lo que ha incorporado: es el padre. Esto para diferenciar las religiones de posesión (o chamánicas) donde el sujeto es poseído por un espíritu, no sabe cual, no es más que en un tiempo ulterior que la divinidad va a nombrarse y declamar sus insignias.
Pues, no va de suyo saber cuál es el padre incorporado.

CONCLUSIÓN:
La metáfora paterna tiene por función sostener una antinomia. Es aquella que consiste es suscitar un exceso de energía pulsional que desborda toda palabra, toda nominación (el mana de lévi Strauss) y al mismo tiempo que consiste en no ceder a ese movimiento de una fuerza vital que quisiera emanciparse, no pertenecer mas que a si misma, en la frescura de una inocencia recuperada.

El significante del nombre del padre funda el excedente pulsional en tanto que no cediendo al hecho que lo funda y si cede vemos la emancipación de esas fuerzas (experiencia psicótica).
Cuando no cede puede ocurrir que el sujeto alcance conforme al “grato” que es también la forma en la cual el parletre puede trabajar, para utilizar el efecto de la insistencia de ese exceso puntuándolo sobre el mismo punto desde donde en el insiste ese exceso, mientras ese exceso nacido en la falta de significante acepta, vuelve sobre el mismo y procede a la nominación, a la metaforización pues de ese significante siempre nuevo por el hecho de no cesar por no encontrar el punto desde donde insiste.
¿Qué devendría nuestro trabajo si fuera endurecido por un superyo previniente de la función del asombro?
Proferir enunciados de los cuales la consistencia no ha de ser concedida por la conciencia, no ha de ser concedida por el cuidado de la elaboración secundaria de contradecirse, sino por aquel de no desdecirse…

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