Intervención en el seminario de Jorge Rodríguez-Solano de la Cátedra EPIS I (UNR)
Claudio S. Cabral
22/09/10
La clase comienza con la lectura de una pequeña biografía de Jorge Debravo, y la lectura de su poema “CREDO”
Claudio Cabral: Bueno, como es reciente mi encuentro con este poema, hace menos de unas horas, gracias a una compañera de trabajo…… he pensado algunas cosas… me han despertado algunas reflexiones en relación a lo que venimos trabajando y a lo que hace al trabajo de la pulsión de muerte. Pero me gustaría saber, o dar lugar a ver qué les resonó a ustedes, qué pueden… es como una propuesta de pensar un poquito en voz alta… si se les ocurre algo con esto que leí…
Alumna: por la historia de vida que el tenía, poder escribir eso era, me parece muy… significativo, ¿No? porque si sufrió tanto poder creer en el amor, creer en las personas, creer
Otros alumnos: inaudible
Claudio C.: ¿Tipo el amarás a tu prójimo como a ti mismo?
Alumno: hay que creer para ver, ver para creer (inaudible)
Claudio C.: bueno, a ustedes se les ocurrió bastante… (Risas)
Alumno: inaudible
Claudio C.: ¿Alguien quiere decir algo mas?... A mi lo que me resonó, a grandes rasgos, a pesar de que es una poesía bella , como muy empalagoso, me sonó como una cosa muy pegoteada. Y pensaba en que teníamos que hablar hoy de la pulsión de muerte. A veces pensamos a la pulsión de muerte como “algo malo” como algo que podría ser mortífero. Lo que más me llamó la atención fue el modo en que él (Jorge Debravo) muere: un accidente. Por supuesto que no vamos a hacer de esto psicología ni interpretaciones salvajes, pero esto me disparaba lo que plantea Lacan como la Tyche. Como pareciera que se trataría de un encuentro, Lacan le dice encuentro con lo real, como un accidente, como algo con lo que el sujeto se encuentra sin tener nada que ver. Entonces Lacan dice por ahí que si alguien llega a la sesión contando el accidente que le impidió llegar a la cita, es decir llegar a la sesión, no le crean tan rápido, dice Lacan, ¿no? es decir, no crean a pie juntillas los accidentes que cuenta que impiden al sujeto el encuentro con su propia cita. Entonces ese accidente me hizo pensar en esto. No estoy diciendo que se trate de eso, pero a partir de ese accidente yo pienso ese encuentro fortuito, azaroso, con lo real, donde pareciera que no tiene nada que ver el sujeto y lo que vamos a plantear a partir del psicoanálisis es que sí podría tener algo que ver y después podremos ver de qué manera puede tener algo que ver.
Entonces lo mortífero, al momento de pensar la pulsión de muerte, no sería la pulsión de muerte en sí, sino lo que Freud trabaja en “el yo y el ello” como dos conceptos que son fundamentales como el de mezcla y desmezcla pulsional. La mezcla pulsional tiene que ver con la trenza que se da entre pulsión de vida y pulsión de muerte. Y en la desmezcla también podemos situar un goce que puede llegar a ser mortífero. Freud habla, me parece que en “El malestar en la cultura” de un ejemplo sobre los cuerpo espines que cuando hace frío se tienen que acercar para darse calor, pero no demasiado porque se lastiman. Entonces: mucha separación se muere de frío, demasiado cerca también…
Alumna: nos lastimamos.
Claudio C.: nos lastimamos ¿No? Entonces, lo empalagoso que escuchaba en ese poema me parecía que tenia que ver con demasiado amor, demasiado Eros, demasiada vida sin esa pulsión que vendría a cortar y a poner límite a ese Eros que también pude ser mortífero para el sujeto.
Bueno, si nosotros hablamos de la pulsión de muerte, la situamos como la bisagra de lo que va a ser la segunda tópica de Freud que se articula con la primera tópica. Ahí tenemos una bisagra. En “Introducción del narcisismo”, Lacan dice que introducción del narcisismo puede ser introducción a la segunda tópica; o sea que tenemos una introducción a la segunda tópica, y una bisagra. Mi idea es mantenernos un poco ahí esta noche, con esto que Freud se va encontrando, que es el juego del niño.
En el juego del niño Freud encuentra que hay una repetición que no tiene que ver con el placer. Porque encuentra que el niño repite algo que jamás, en ningún momento fue placentero. En el texto se trata de la partida de la madre, la ausencia de la madre como un hecho traumático para el sujeto, que en sí mismo no lo es. Es decir, que se vaya la madre, o cualquier hecho que nosotros podamos situar como traumático, en si mismo no lo es sino para el sujeto que lo vive. No sé si me explico, que se vaya la madre en sí mismo no tiene estatuto de trauma, si no hay para el sujeto una consecuencia de esa ausencia.
Entonces dice Freud que el niño, el nietito ha logrado el mayor logro cultural… no se si leyeron mas allá del principio de placer, o estoy hablando de algo desconocido para ustedes…
Alumno: un poco conocido… parcialmente
Claudio C.: ¿Para los demás?
Alumno: inaudible
Claudio. C.: sí, un carretel. Un carretel que dice Freud, justamente no lo usaba como juguetito, porque lo que se esperaría…
Alumna: porque lo que hacía era tirar el carretel y decir “ahí va”
Claudio C.: exactamente, si. Entonces Freud dice que lo común que haría un niño es jugar con el carretel como si fuera un autito. No le daba ese uso al carretel, sino que… bueno, se los leo como lo dice Freud: “Al fin (está en la página 15 por si alguien quiere seguir el texto) al fin caí en la cuenta de que se trataba de un juego y que el niño no hacia otro uso de sus juguetes que el de jugar a que se iban. Un día hice la observación que corroboró mi punto de vista. El niño tenía un carretel de madera atado con un piolín. No se le ocurrió por ejemplo arrastrarlo tras si por el piso para jugar al carrito sino que con gran destreza arrojaba el carretel, al que sostenía por el piolín, tras la baranda de su cunita con mosquitero; el carretel desaparecía ahí dentro, el niño pronunciaba su significativo ‘o-o-o’, y después tirando el piolín volvía a sacar el carretel de la cuna, saludando ahora su aparición con un amistoso ‘Da’ (acá está). Ese era, pues, el juego completo, el de desaparecer y volver. Las mas de las veces sólo se había podido ver el primer acto, repetido por si solo incansablemente en calidad de juego, aunque el mayor placer sin ninguna duda, correspondía al segundo”. El de la aparición… lo interesante acá es que el niño acompañaba el primer movimiento del carretel con un “o-o-o” que significaba un fort y la aparición con un “acá está”. Fort-Da. Ese juego, es un juego inaugural, ¿Inaugural de qué?
Alumna: de la ausencia-presencia de la madre…
Claudio C.: Exactamente, se trata de una inscripción de la ausencia a partir de la repetición. La repetición tenía como fin una ligadura.
Alumna: ¿Una que?
Claudio C.: Ligadura, ligar. Ligar en el sentido de una representación puesta sobre un hecho traumático. Ese hecho traumático que digo: significado por el sujeto como hecho traumático.
Otra de las cosas con las que Freud se encontró es con las neurosis de guerra en la que el sueño parecía que no cumplía esto que Freud dice en “La interpretación de los sueños” que todo sueño es una realización de deseo. Entonces ¿Qué realización de deseo puede ser soñar una y otra vez con lo mismo, con el mismo hecho traumático, cuando, dice Freud, la realización de deseo podría ser soñar cuando por ejemplo la pierna está curada? No es que el sueño no va a ser más una realización de deseo, sino que lo que va a decir Freud ahí es que el sueño no está cumpliendo su función. La función del sueño es la realización de deseo. Con el hecho traumático deja de cumplir su función. Podríamos decir: está haciendo otra cosa. Esta otra cosa que hace el sueño es el intento de ligar, es decir de poner representaciones sobre este hecho que se aparece en bruto, que se aparece como real, como siempre igual.
Entonces hasta 1920 Freud viene trabajando con que el aparato se regía por el principio de placer, que tiene que ver con mantener la menor excitación posible para el aparato, una carga constante, y que estaba regido por ese principio. Con lo que se va encontrando ahora es con que hay un “mas allá” de esa lógica, y ese mas allá es anterior al principio de placer. El mas allá del principio de placer se aparece como anterior y constitutivo del principio de placer.
Con el principio de placer nosotros situamos las formaciones del inconsciente. Es decir: hay represión, hay inconsciente reprimido, hay un retorno de lo reprimido mediante síntomas, chistes, lapsus, es decir hay una economía de las representaciones que son: condensación y desplazamiento. Esto va a llevar a Freud a definir en “El yo y el ello”, a definir al ello de ésta manera: lo reprimido es inconsciente, todo lo que nosotros decimos reprimido tiene el estatuto de inconsciente, pero, dice, no todo lo inconsciente es reprimido. Por lo tanto hay algo que también consideramos inconsciente, es decir que no está a disposición del yo, ni del pre-consciente, que es inconsciente pero que no está bajo la lógica de la condensación y el desplazamiento. Eso que no está bajo las leyes de metáfora y metonimia, de condensación y desplazamiento es lo que sitúa como más allá del principio de placer. ¿Se entiende?
Entonces a mí me parece que se abre la posibilidad de pensar, llevando esto a la clínica, una intervención que iría por el lado de la lectura de las formaciones del inconsciente: ahí situamos la interpretación, el juego de palabras. Y habría otro trabajo que no va a tener que ver sólo con interpretar los dichos, con interpretar los lapsus, sino que habría otro trabajo que atañe a más allá del principio de placer en tanto el más allá del principio de placer se muestra. El inconsciente, podríamos decir de ésta manera: dice. El inconsciente habla y con el mas allá del principio de placer, muestra.
Alumna: pone en acto.
Claudio C.: Exactamente. Lo decía muy claro el profesor en una de las clases, por lo menos yo lo escuché: cuando alguien se equivoca y dice una palabra que no quería decir, entonces inmediatamente dice yo no quise decir eso. Es como que se des-dice. Dice y se desdice. Pero está dicho. Entonces la dimensión inconsciente reprimida se caracterizaría de alguna manera por el decir: “no lo quise decir pero lo dije”. En cambio eso que viene de otro lugar, que también es inconsciente pero no reprimido, no lo dice sino que muestra. En ese sentido yo pienso que ese poema, como es una obra de arte, no podría estar interpretado, no podría ser posible de interpretación como un lapsus, un chiste o un sueño. Sino que se trataría de leer aquello que muestra el poema, la poesía.
¿Qué pasa cuando alguien dice una palabra y se desdice, o dice una palabra y no continúa sosteniendo con una segunda palabra esa primera palabra que anticipó? ¿Se entiende lo que estoy diciendo?
Hay un trabajito que hice que se llama “Ablehnung” que quiere decir en español “desautorización” ahí yo pongo un pequeño extracto de una sesión de análisis, de una paciente que está en análisis, donde hablando, venía hablando de su profesora, de cierto malestar que había con una profesora en una clase en particular que la tenía que cursar. Y dice que por el descontento con esta profesora, dice algo así como yo no participo en clase, le muestro decía, le muestro mi desacuerdo no participando en la clase. Porque la profesora los obligaba a trabajar con un libro que era, justamente un libro que había publicado ella. Después reflexiona y dice: aunque mis participaciones en clases son contadas. Entonces pregunto: ¿Contadas por quien? Esa pregunta me parece que introduce la posibilidad de la polisemia propia de toda palabra, que podría hacer decir un poco mas de lo que se dice cuando uno dice mis participaciones en clases son contadas. ¿Qué dice esta persona después?: ¡Cuando digo contadas quiero decir que son pocas! Desautorizando esa posibilidad de hacer decir, de que contadas puede decir algo mas. No sé si me explico ¿Si?
Ahí me parece que hubo un adelanto, un adelanto del sujeto en tanto yo pienso que si hay algo que cuenta los actos del sujeto… ¿Qué es? ¿Qué les parece a ustedes?
Alumno: como un ideal…
Claudio C.: claro, la idea que, por lo menos cuando uno se pone a escuchar escucha con cierta grilla de lectura, ¿no? cuando alguien dice mis participaciones son contadas ¿En qué piensan ustedes si han leído introducción del narcisismo? “ahí ella va a participar en la clase”
Alumno: que está reprimiendo…
Alumno: que está evitando decir algo que quizás querría decir…
Alumna: mis participaciones son contadas… pero no puede decir que es ella la que cuenta las participaciones…
Claudio C.: si, es como que está mostrando cierta división ¿No? por lo menos tenemos eso, que hay una cierta división.
Alumna: no se hace cargo de que ella es la que no participa. No puede hacerse cargo…lo que hago, es un yo pero no me doy cuenta…. o me doy cuenta de lo que estoy haciendo pero no me quiero hacer cargo, o no puede. (poco audible)
Claudio C.: sí. Lo que yo pensaba es que esto mostraba cierta división, como dice la compañera. Hay alguien que hace algo y hay alguien que lo cuenta. Por lo menos hay dos instancias. Una instancia que participa en la clase, y una instancia que cuenta las participaciones del sujeto en la clase. Esto me hacía pensar en la idea del superyo.
Freud en introducción del narcisismo dice que hay una instancia, que no nos debería sorprender encontrarnos con una instancia interna que vigile los movimientos del sujeto en tercera persona, como dice la compañera. Entonces el sujeto escucha esa cierta voz que pareciera que va nombrando lo que el sujeto va haciendo. No me acuerdo exactamente lo que dice Freud en introducción del narcisismo, pero la idea es esa instancia que va diciendo “ahora ella va a pasar la calle” “ahora el se va a poner la corbata” una cosa así…
Alumno: ¿no tiene que ver con algo que dice del sujeto parafrénico…? (audio poco claro)
Claudio C.: Exactamente, con la paranoia, ¿no? donde la voz en la paranoia no viene como interior, como esa vivencia interior que dice la compañera: yo lo hago e interiormente yo mismo pienso lo que estoy haciendo. La vivencia psicótica esa voz vendría más de afuera, oída como más de lo real.
Bueno, entonces yo decía que pensaba esto como un superyo. Como que aquello que cuenta los pasos del sujeto es el superyo. Y también en que para plantear el superyo Freud necesitó “Más allá del principio de placer”, que para plantear la división del aparato psíquico en yo, ello y superyo fue necesaria la introducción de más allá del principio de placer. Por lo tanto pienso que esa instancia tal vez tenga algo que ver con este más allá del principio de placer. ¿Sí?
Un antecedente del superyo es lo que Freud llama en introducción del, perdón, en la interpretación de los sueños: la censura.
¿Han leído esa parte de la censura en la interpretación de los sueños? Freud pone ahí un apólogo… ¿Cómo?
Alumna: ¿La instancia crítica?
Claudio C.: sí, la instancia criticadora. En la interpretación de los sueños, después del texto ese del Tío José, del sueño del tío José, Freud compara a la censura con un funcionario devuelto impopular, es decir que no cuenta con el apoyo del pueblo. Entonces dice que la posición del autócrata es otorgar a ese ministro, que sería el censor, que sería el antecedente, en la primera tópica, del superyo; dice que ese funcionario, ese censor, sabe que tiene que contar con el apoyo del pueblo, pero al mismo tiempo sabe que tiene que hacer como si esa opinión pública no le interesa. ¿Si, se entiende la posición del censor?
Los llevo así a “el yo y el ello”. El superyo necesita la colaboración del ello, perdón, del yo, para producir la represión. El yo es un auxilio es alguien que puede mandar a reprimir una representación. Por lo tanto cuando el yo esta con cierta disponibilidad, dice Freud, puede muy fácilmente inhibir cargas del ello. Tiene que contar con el apoyo del superyo. Otra cosa es cuando el yo entra en conflicto con el superyo. Eso que decía la compañera: una instancia crítica y una instancia criticadora. Que se la puede escuchar en la melancolía. La melancolía es esa identificación del yo con el objeto perdido. Donde el yo es escindido porque la sombra del objeto cae sobre el yo. Entonces el yo es el objeto perdido. Esa identificación total con el objeto produce una división en el yo. Bueno, y ahí Freud explica por ejemplo la cuestión del suicidio como matar el objeto que ahora es yo.
Esto para mostrar esta posición del funcionario, del censor, que tiene que contar con la opinión pública y al mismo tiempo hacer de cuenta que no. Uno podría decir, la dinámica entre superyo y yo. Esto que plantea Freud que para dar cuenta metapsicológicamente de una noción hay que tener en cuenta lugares, tópica, dinámica y económica. Resulta que el pueblo está en posición de revuelta con éste funcionario y produce una primera palabra, una primera palabra de protesta que dice: ¡Abajo el ministro! En ese primer tiempo de revuelta ¿Qué hace el superyo?
Alumna: inaudible
Claudio C.: Claro, digamos, es el pueblo quien está diciendo ¡Abajo el ministro!
Alumna: inaudible
Claudio C.: El superyó dice: ¡Callate! ¿Si? Entonces por eso yo pensé, ¿Por qué esta paciente no continuó asociando en relación, que lo ha hecho varias veces, es decir es una de esas pacientes que habla, que asocia y que trabaja, que hace trabajo analítico, entonces yo me preguntaba si no estaría en esa cierta posición de censor con la pregunta ‘contadas por quién’? ¿Se entiende? Porque no continuó un trabajo analítico, sino como que hubo una cierta apelación de yo a yo. “¿No me entendes lo que te estoy diciendo cuando digo contadas? Vos no me entendes ¿No? de yo a yo, especularidad.
Entonces hay algo que interrumpe el mensaje del sujeto, interrumpe este mensaje que tiene que ver con la verdad del sujeto. Con cierta verdad, con cierta posición del sujeto frente al Otro. Para decir lo que pienso en relación a esto: quien cuenta su carrera universitaria son sus padres, y demasiado de cerca. Yo me preguntaba si no había actuado una manera censuradora, en tanto el sujeto no continúa hablando, en tanto el mensaje quedó interrumpido.
Esa estrategia del superyo frente a esta primera palabra de revuelta ¡Abajo el ministro! es cortar el mensaje. El sujeto queda callado. Ahí podríamos situar esta angustia frente al ridículo, la angustia a no decir de más, no hablar por temor a quedar en ridículo, es decir ¿cómo poder decir que no a alguien?
¿Qué puede hacer el sujeto? Quedarse callado, censurado. Dice una opinión, recibe una sanción del censor y no habla más. (Silencio)
Pasado cierto tiempo el sujeto podría volver a decir, nuevamente, ¡Abajo el ministro! volver a mantener la revuelta. Esto deja al censor, al superyo, anonadado. Queda el censor, de alguna manera, sorprendido, anonadado. Entonces el mensaje esa palabra produce la sorpresa del censor, y como ve que el sujeto insiste en ese mensaje, le pregunta: ¿Qué quieres? Ya no se trata de un censor perseguidor, sino que se trata de un cierto vacío. Que es lo que Lacan sitúa como la pregunta que le viene al sujeto del Otro, como ese vacío que le viene al sujeto del Otro ante el “Che vuoi?” que tiene que ver con la angustia, con ese vacío de respuesta en el Otro respecto a qué lugar ocupo yo para el Otro.
Alumno: ¿hay un deseo de reconocimiento ahí?
Claudio C.: Sí puede ser. ¿Cómo sería?
Alumno: se angustia (inaudible) se angustia porque no hay respuesta de que vos estas (confuso)
Claudio C.: Exactamente. Porque en el primer tiempo había un diálogo, una cierta relación imaginaria, de yo a yo podríamos decir, entre el pueblo y el Soberano. El soberano contestaba: el pueblo decía abajo el ministro el soberano decía callate. Lo perseguía, había una relación por lo menos de persecución. En este segundo tiempo ya el superyo, el censor, o el soberano hace un vacío, hace un hueco. Le pregunta qué quieres, cuál es la protesta, es decir: ahí es donde el sujeto se ve en la necesidad de sostener un deseo propio, entre comillas. ¿Se entiende lo que estoy diciendo?
Alumno: ¿el superyo estaría en posición de angustiarlo, reprimirlo, callarlo…?
Claudio C.: si, me parece que se trata, en lo que estoy tratando de decir, es todo el trabajo que tiene que hacer el sujeto para sostener una palabra propia. Un mensaje propio sin el apoyo imaginario de ese perseguidor. ¿Se entiende? Con lo que se encuentra el sujeto es con ese vacío que tiene que ver con cierta pregunta de qué soy para el Otro. Ese “Che vuoi?” es lo que sitúa Lacan como raíz de la angustia. Que, nosotros trabajamos la primera vivencia de satisfacción en la primera tópica, donde el niño es alimentado por el Otro, el niño tiene la necesidad, el Otro asiste, con el alimento. Entre la primera y la segunda huella de satisfacción hay una diferencia donde situamos el deseo. Ahora, ¿Por qué el Otro me da de comer? ¿Por qué el Otro me cuida, por qué el Otro espera que viva? La pregunta, esa que vos contas, ese vacío que se hace tiene que ver con la falta de respuesta de no saber qué lugar ocupo para el Otro ¿Se entiende? Eso dice Lacan es lo que podríamos pensar como masoquismo primario. Porque Freud en “Pulsión y destinos de Pulsión” se pregunta qué es primero el masoquismo o el sadismo ¿Se acuerdan “Pulsión y destinos de pulsión? ¿Ahí qué responde? ¿Qué es primero masoquismo o sadismo?
Alumna: (inaudible)
Claudio C.: ¿El sadismo dice?
Alumna: si
Claudio C.: ¿Y en qué sentido el sadismo es primario? Ahí usa las tres voces gramaticales donde en un primer momento el sujeto, el sujeto como sujeto de la acción, pega. Entonces en un primer momento: yo pego. En un tiempo intermedio, dice: me hago pegar. Todavía no es masoquismo ¿Por qué? porque es masoquismo en el tercer tiempo cuando hay otro agente que pega y yo como objeto: soy pegado. Vuelve a establecerse la relación sujeto-objeto mediante trastorno hacia lo contrario y la vuelta hacia la persona propia. En ese sentido el sadismo es primario.
Ahora bien, esto que estamos situando como la angustia de no saber qué objeto soy para el Otro lo podríamos situar como masoquismo primario ¿Sí? Para que haya constitución subjetiva, para que haya esta ruptura y esta pérdida de la organicidad, de la animalidad, no es cierto, y una constitución subjetiva es necesario pasar por ese tiempo de masoquismo primario ¿Se entiende? Es decir, es necesario que el niño que nace ocupe un lugar, un lugar valioso, que sea valorado por el Otro para que pueda vivir. Si una madre no ha hecho las operaciones psíquicas necesarias para poder alojar un niño…. Seguramente no lo va a alojar (risas). Justamente como decía el profesor, hay niños que terminan en un volquete; y esa pregunta que por ahí en los examenes no siempre es contestada correctamente: ¿Es natural el deseo de ser madre en las mujeres?
Alumnos: murmullo
Claudio C.: ¿No? ¿No es natural? Es decir, no siempre el Otro puede alojar al sujeto. No siempre el Otro puede tomar como objeto a ese niño que nace para constituirlo, para libidinizarlo. En ese sentido lo que yo quiero aclarar es esto: situar el masoquismo como primario y como necesario…
Alumna: como una instancia necesaria
Claudio C.: como una instancia necesaria de ser, de ocupar el lugar de objeto en el fantasma del Otro.
Alumno: que el Otro de cuenta de vos, que vos puedas existir.
Claudio C.: Si, si
Alumno: ahí se constituye el narcisismo primario.
Alumno: inaudible
Claudio C.: dejo que me peguen ya estaría más del lado de cierta posición perversa podríamos decir, como le llama Freud en Pulsión y destinos de pulsión. A este masoquismo, al masoquismo de ser un objeto para el Otro, es decir estar sujeto al capricho del Otro ¿Se entiende? Ser objeto del Otro es decir estar sujeto al capricho materno bajo el cual el sujeto podría perderse. En la psicosis, lo que generalmente se plantea es justamente que no hay algo que haya sacado al niño del lugar de su majestad, el bebé.
Alumna: de ese lugar….
Claudio C.: De ese lugar, que es un lugar valiosísimo y maravilloso para el Otro, que vuelve omnipotente al Otro.
Alumno: inaudible
Claudio C.: ¿Cómo sería eso?
Alumno: inaudible
Claudio C.: exactamente, es decir, la falta, va a hacer falta que la falta sea de alguna manera producida.
Alumno: inaudible
Claudio C.: bueno, en el sentido de que si uno, si el niño que nace no es un objeto valioso que pueda ser alojado por el Otro, no hay vida. Un bebé, digamos, un bebé que no es valorado…
Alumno: tampoco hay vida si no es sacado de ahí, hay psicosis si no es sacado de ahí.
Claudio C.: Exactamente pero eso ya sería otra cosa.
Varios: inaudible
Claudio C.: ¡Exactamente! Lo que no habría es posibilidad, por esa inermidad, de que el sujeto sobreviva, viva, si no es valorado por Otro que lo cuide.
Alumno: inaudible
Claudio C.: Si… el marasmo me parece que se llama….
Alumno: inaudible
Claudio C.: Bueno, a ver, me parece que la operación que es necesaria que ocurra es que el sujeto pueda faltarle al Otro. Y esto pienso que es lo que muestra el Fort-Da. De qué manera el Otro puede ser descompletado, de qué manera el Otro, la madre, no, pueda irse a hacer otras cosas y estar un tiempo… sin el hijo. Pero esa es la operación siguiente. La primera operación es ser todo para la madre. Pero si es siempre todo para la madre nos quedamos en una psicosis ¿No? entonces hace falta que también en cierto momento no sea todo para la madre ¿Si? que a la madre le falten otras cosas además del niño. Y eso no es natural, eso no es evolutivo. Lo que esta diciendo Freud es que ese juego con el carretel es en ese sentido inaugural. Hay algo que el Otro podría perder, que con este tirar el carretel y volverlo a hacer aparecer, tirar el carretel y volverlo a hacer aparecer, que en esa repetición se está constituyendo ese objeto que es necesario que caiga del Otro. Lacan va a decir que ese objeto carretel es una parte que se desprende del sujeto sin dejar de ser bien suyo, pues sigue reteniendolo. Ese sería un segundo momento en que el sujeto ya no es el falo de la madre.
J. Rodríguez-Solano: inaudible.
Claudio C.: me parece que cabe aclarar que no siempre tenemos que hacer esa ecuación suicidio igual a pasaje al acto o pasaje al acto igual al suicidio. Porque puede haber pasaje al acto que no sea un suicidio necesariamente o puede haber suicidios que no sean un pasaje al acto. Lacan en un momento define el suicidio como el único acto verdaderamente logrado. Hay suicidios que son éticos. Y hay suicidios que a veces en lugar de un pasaje al acto pueden ser un acting-out. Digo como para poner cierta…. para no hacer una soldadura: ah se suicidó, es un pasaje al acto.
Rodríguez-Solano: cierre del seminario, inaudible.
Biblio-grafía
Debravo, Jorge
-Poema “Credo” http://www.poemasde.net/credo-jorge-debravo/
-Biografía leída de Jorge Debravo: http://www.los-poetas.com/k/biojorge.htm
Freud, Sigmund:
-La interpretación de los sueños Cap IV la desfiguración onírica. Tomo IV Pág.:163 Amorrortu Editores
-Introducción del narcisismo Tomo XIV Amorrortu Editores
-Mas allá del principio de Placer Cap. II Pág.: 15 Tomo XVIII Amorrortu Editores
-El yo y el ello Tomo XIX Amorrortu Editores
Lacan, Jacques
-El Seminario libro 11 “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis” Clase V Tyche y automaton Pág.: 63, 70, y siguientes.
-El Seminario libro 26 “La topología y el tiempo” Clase 9 del 8/05/79: Alain Didier-Weil. Inédito.